Los sueños, desde una perspectiva antropológica, están constituidos por historias y memorias que conforman una categoría presente en la vida de las personas y de los grupos sociales: “Todas las sociedades conciben un 'espacio de los sueños' con propiedades características, imaginando formas de comunicación con y en este espacio" , escribe Perrin. Su lugar ha estado asociado con lo onírico, con la creatividad, con lo ficticio; ese espacio vacío del sueño es por tanto motivo de anhelos y deseos que impulsaron inventos, conquistas y hazañas. La conquista aérea del Pacífico Sur estuvo impulsada por sueños compartidos entre isleños y pilotos, que buscaban una mayor “integración y progreso”, sueño del que tenemos relatos que ilustran el proceso de “colonización aérea”. El aeródromo, dispositivo formado por una pista o huella, es central en esa “conquista territorial”. Las pistas de aterrizaje se emplazan en lugares sometidos a presiones tanto de fuerzas naturales (los vientos) como sociales (la ubicación de los poblados). Son la entrada y la salida de rutas aéreas que conectan sitios premodernos (las islas) con la modernidad continental. Las operaciones aéreas están por tanto sujetas a la gestión oportuna de las situaciones de riesgo, y muchos de los accidentes ocurren en torno del aeródromo a la hora del despegue y aterrizaje de las aeronaves. En algunos casos en plena ruta, como aconteció el 2011 en el accidente del Casa 212 en Juan Fernández, o el 2013 en el del Cessna 172 en Isla Mocha. Por otra parte, destaca en el país el papel de los puentes aéreos y por ende de los aviones en la gestión de catástrofes naturales, como maremotos y terremotos. En las islas de Juan Fernández (1945), Mocha (1949) y Rapa Nui (1951), lugares de difícil acceso, postergación y aislamiento extremo en “situación premoderna”, surgió entonces un sueño común: lograr la “conexión aérea” con el continente, proceso que involucraba la construcción de un aeródromo, dispositivo tecnológico clave para incorporarse en una “modernidad soñada”. Los sueños, riesgos y los accidentes, de esta forma, forman parte sustantiva de la historia vivida de la colonización de los espacios aéreos.