El accidente de la máquina en clave wichí
Rodrigo Montani  1@  
1 : Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR, UNC-CONICET), Argentina

Como consecuencia directa o indirecta de un extractivismo renovado, en las últimas décadas el territorio wichí ha recibido una nueva oleada -la mayor hasta el momento- de máquinas a motor. Muchas de estas máquinas quedan fuera del límite étnicoson máquinas de los blancos, no usadas por los wichís sino contra ellos: topadoras, camiones, cosechadoras, grandes bombas, etc. Otras, en distintas medidas, están siendo adoptadas y adaptadas por los propios wichís: motos, motosierras, sierras eléctricas, generadores, etc. Por diversas razones, todas esas máquinas producen una gran cantidad de accidentes que resultan en un daño involuntario de personas, de ellas mismas o de otras cosas. Y los wichís sufren e intentan interpretar esos accidentes: así, un generador de Misión Chaqueña hizo fracasar el proyecto de desarrollo San Miguel S.A., mi amigo Fabián se estrelló en su moto contra una vaca luego de haber recibido el anuncio de las aves, o en los últimos diez años se ha expandido entre los niños la nueva moda de aspirar nafta, que para los wichís es un “accidente” aunque nadie sabe bien por qué. La premisa de esa presentación es que las máquinas son, en tanto artefactos, la cristalización de la acción social y, en tanto máquinas modernas, la cristalización de una acción social jerarquizada y jerarquizante que afecta los cimientos de la sociocosmología igualitarista wichí.La hipótesis es que todos estos ejemplos de perjuicios individuales o colectivos producidos por las máquinas o sus partes pueden subsumirse en el concepto wichí de -wit'äy: “accidente”, “desgracia”, “fatalidad”. El objetivo es, entonces, desarrollar estas premisa hipótesis a la luz de una serie de casos etnográficos.


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