Las laderas como espacios arrítmicos en la periferia andina (Ollagüe, Chile, s. XX)
Francisco Rivera  1, 2@  
1 : The Archaeology Centre, University of Toronto, Canadá
2 : IIAM, Universidad Católica del Norte, Chile

El Proyecto Arqueológico Alto Cielo, que se lleva a cabo en la comunidad quechua de Ollagüe en el norte de Chile, tiene entre sus objetivos documentar las ruinas industriales de la minería del azufre, recurso explotado entre 1887 y 1993. Esta región andina de gran altitud ha sido históricamente un punto de tránsito, aunque a la vez fue entendida como "espacio vacío", periférico e intermedio respecto de los desarrollos culturales de las regiones adyacentes (Atacama, Titicaca, NOA). Desde fines del siglo XIX, Ollagüe fue escenario de un acelerado proceso de expansión capitalista. Los nuevos asentamientos mineros generaron una demanda creciente de productos, maquinaria y mano de obra. Como resultado, las materialidades industriales se impusieron y modificaron esta región, poblando paisajes y transformando prácticas y modos de vida. En Ollagüe las laderas de los volcanes son lugares que el arquitecto Aldo Van Eyck llamaría “entremedios” (in-between), un espacio situado entre los dos sectores industriales que fueron constituidos y estructurados por el proyecto moderno-capitalista. Por un lado, en la cima de los volcanes se ubican los sitios de extracción de azufre. Aquí el volcán se divide en pertenencias y se explota por medio de máquinas para la extracción y el transporte. Por otro lado, allá abajo a sus pies, encontramos las infraestructuras industriales y las áreas domésticas de los trabajadores y sus familias, espacio igualmente planificado, ordenado y disciplinado. Sin embargo, entre ambos sectores existe un espacio de transición, confuso, inserto en otras velocidades. Las laderas del volcán muestran las huellas sinuosas de la agencia social, de la espontaneidad, de la improvisación, incluso del juego, que escapan del control establecido por las estructuras rígidas del proyecto moderno y su ritmo extractivista. En estas pendientes solían ocurrir también los accidentes, interrupciones del pulso rítmico de producción económica, simultáneamente concebidos como frutos del azar y como castigos por el incumplimiento de las obligaciones de reciprocidad para con el volcán. En las laderas, el proyecto moderno y su estructura minero-capitalista se enfrentan a sus propias contradicciones: animitas, vagones descarrilados, neumáticos abandonados y carros de andariveles suspendidos en el tiempo materializan aquello que Michael Taussig denominó como "el milagro que sale mal". Esta presentación busca reflexionar sobre las laderas de los volcanes de Ollagüe como espacios de transición y en los accidentes allí ocurridos como testigos de la arritmia, la disonancia y la (des)aceleración minera que desafiaron al proyecto moderno de domesticación del volcán.


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