Partiendo del supuesto de que los accidentes que involucran personas, máquinas o incluso aquellos de orden natural constituyen eventos transformadores con una dimensión trágica en el ámbito de la emocionalidad, se demuestra que éstos poseen además una carga de activación y cambio en las agencias gubernamentales, sean estas culturales, económicas y sociales. En la sociedad contemporánea, en que los medios de comunicación invaden la intimidad de los hogares informando y creando opinión pública, los accidentes alcanzan también una dimensión ritual al hacer trascender la emoción individual del fenómeno al ámbito de la sociedad mayor. En el caso de Isla de Pascua, territorio marginal y periférico al Estado Nacional chileno a mediados del siglo XX, dos accidentes marcan un periodo de su historia generando transformaciones en su institucionalidad. Es el caso del naufragio en 1956 del profesor normalista Lorenzo Baeza, corresponsal de prensa de medios nacionales, y sus implicancias en las relaciones de poder al interior de la isla. Con una mirada crítica a la administración colonial ejercida por la armada, heredera de la estancia ganadera que caracterizó su administración desde los inicios del siglo XX, Lorenzo Baeza cuestiona el papel de su Gobernador, Capitán de Fragata Arnaldo Curti, y su relación con la población. Baeza, para fallecer trágicamente junto a tres de sus alumnos al volcar su bote tras visitar al navegante noruego Thor Heyerdhal en la bahía de Anakena, por entonces en la isla al mando de una expedición arqueológica. Se trata de un accidente sucedido en extrañas circunstancias y jamás esclarecido. Ese mismo año, el aventurero francés Eric de Bisschop trató de demostrar que es posible llegar a América del Sur desde Tahiti en una balsa de bambú a vela aprovechando los vientos y las corrientes marinas del Pacífico Sur Ecuatorial, naufragando a la altura del archipiélago de Juan Fernández luego de 199 días de navegación. En un segundo intento, construye una balsa de troncos de ciprés en los astilleros de Constitución, bautizada Thaiti-Nui II, naufragando definitivamente en los arrecifes de las islas Cook, y falleciendo en el intento. La prensa nacional, informa día a día de los acontecimientos sucedidos en la isla durante esos años y de la travesía de Bisschop. Naufragio anunciado que configuró el rito colectivo en las audiencias. Estos tres acontecimientos altamente publicitados generaron grandes cambios y transformaciones en la isla que tendrían importantes consecuencias en los años siguientes.