Muerte en el Longino: la ropa como testigo y testimonio
Hector Morales  1@  
1 : Universidad de Chile (CHILE)

El dos de febrero de 1958, por la tarde de este jueves, Julio Riquelme Ramírez se subió en la ciudad de La Calera al tren Longitudinal Norte y nunca más se supo de él, hasta que se encontró su cadaver años después en el desierto de Atacama. Tras hacer las debidas averiguaciones, la última vez que alguien lo había visto fue arriba de uno de los vagones, cerca de la estación Los Vientos, ubicada a unos 100 kilómetros al sur de Antofagasta. En 1999, 43 años después, se publicó una noticia que conectaría con el misterio de su viaje inconcluso. Riquelme fue encontrado con su abrigo plomo de tweed, una peineta rosada pequeña, un pañuelo pardo claro con listado de color rojo y azul cuadriculado, un destapador de botellas, un cortaplumas, un juego de llaves, un reloj marca Urbina, una lapicera Parker, anteojos, un anillo con sus iniciales, una billetera café, dinero, sus documentos, tarjetas de bautismo, una foto de su hija Marta junto a uno de sus nietos, una foto de su cuñada Lidia, jeans azules, cinturón, camisa blanca, calzoncillos largos blancos, calcetines de hilo color crema, zapatos elegantes con cordones de gamuza color azul con verde (el zapato derecho reparado en la suela), y, por supuesto, un sombrero de cuero negro, de ala redonda y con marca, acaso el más simbólico de los sombreros del mundo. El desierto de Atacama es un laboratorio al aire libre donde todo se conserva; hay lugares libres de todo ser vivo depredador, y todo ello, junto a la falta de humedad, la alta salinidad del ambiente y las extremas temperaturas, permite la conservación de distintas materialidades, entre ellas las telas de la vestimenta, que logran perdurar más que los propios tejidos blandos corporales: sólo los huesos acompañan el testimonio de telas de ropa y cueros de zapatos. Sin embargo, Julio y sus restos fueron presa de otro tipo de animales. El enigma no resuelto ha dado pie a diversas especulaciones, como un desaparecido de la dictadura, que el difunto migró a Bolivia con unos traficantes, que era un borracho que cayó del tren y se perdió, o que producto de un romance efimero fue golpeado y arrojado fuera del tren. Se produjeron al respecto reportajes, varios libros con seis ediciones, cuentos, un documental, una película y una canción top de Joe Vasconcellos en su disco Banzai.


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